sábado, 21 de enero de 2012

Las aventuras y peripecias del capitán Paquito


Érase una vez que se era, un bravo capitán de blanca sonrisa, pelo rizado y espíritu valiente. Su nombre era Paquito, y no dejaba de bailar ni un poquito. Fuera donde fuera iba moviendo los brazos, las piernas y hasta los dedos de los pies al ritmo de su música. A simple vista parecía el hombre más feliz del planeta Tierra.
                                                                        
Pero en realidad, estaba muy triste. Llevaba muchos meses en el barco en busca de al menos una isla que descubrir, como había hecho el gran Cristobal Colón. Pero no, el se pasaba rodo el día viendo peces y más peces, y sobre todo delfines graciososillos saltando cerca para salpicar a su barco. Y claro, Paquito se pasaba el día con la cara arrugada. El pobre pedía a gritos un poco de magia que hiciera a su tripulación un poco más amarilla, más sonriente. Porque no hablaban, ni cantaban y apenas se movían… Ni siquiera el perro que tenía era amarillo y mira que había visto animales de ese color.  Paquito soñaba cada día con llegar a tierra, y poder disfrutar de los mejores columpios en un bonito parque de la ciudad como había hecho cuando era pequeño. Y soñaba cada noche con un coche estupendo, que sonara y brillara en toda la carretera. Estaba cansado de ese barco desgastado y sobre todo de no tener su propio baño. Él quería volver a su gran bañera de casa, y ponerse ese albornoz tan grande y suave que le dejaba tan calentito. ¡Ay el pobre capitán lo mucho que lloraba algunas noches! ¿Por qué tenía que haber visto el anuncio de “Se busca buen capitán” en aquella tienda? ¿Y por qué se tuvo que dirigir aquel barco? Paquito se pasaba el día haciéndose preguntas, y claro nunca estaba bueno porque en vez de acordarse de lo fascinante de esa aventura, lo olvidaba y sólo acordaba de lo aburrido.

Y así, pasaban todos los días de la semana. Lunes, Martes, Miércoles y.. Un buen día, o mejor dicho, un buen y soleado Viernes, Paquito se despertó de golpe.!Ale hop! “¿Qué eso que se oye?¿Música, palmadas, zapateos en el suelo? No puede ser que mi tripulación esté cantando y bailando”. Asi que, lleno de curiosidad y nervios decidió poner la oreja en la puerta del salón, y ver lo que estaba pasando. Y efectivamente , ¿sabéis que era lo que sonaba? Era música, como el capitán estaba sospechando. Parecía todo tan amarillo, y los compañeros interactuaban como nunca lo habían hecho. Y claro, de tanta sorpresa Paquito se quedó en hipnosis, paralizado cual fantasma al ser descubierto. Pero pasado este susto entró al salón gritando “¿Y todo esto, porqué lo habéis preparado? Y la tripulación gritó lo más alto que pudo:!Sorpresa capitán! Resulta que todos se habían acordado del cumpleaños de Paquito. Y Paquito no pudo más que decir entre lágrimas de emoción "!Cuánto os quiero a todos, hasta a ti perro flacucho”. Y todos se pusieron a bailar y a cantar, a contar anécdotas brillantes y llenas de gracia como cuando Manolo soñó que se había subido a la hélice de un avión y se puso a gritar en plena noche:”Mirad chicos, que valiente soy ¿a qué me atrevo a saltar y todo?”. Y rieron y rieron, al son de la música del clarinete que tocaba el miembro más mayor de la tripulación, el famoso Jerónimo.Un viejito de pelo verde ( sí sí, pelo verde como el césped) y con ambas patas de palo. !Ay! Que gracioso estaba Paquito, tan contento y tan feliz. Ya no llamaba a nadie con la voz bajita y con tristeza, y el mar ya no le parecía feo y gris, sino que ahora le daban ganas hasta de ponerse a nadar. Tal era el cambio que hasta su cara había dejado de estar arrugada, menos su nariz claro. Que seguía igual de alargada y puntiguada. Paquito se convirtió en el mejor capitán de toda la historia. Todo el día hablando, ¡hasta sus zapatillas contaban peripecias! Que amarillo era todo, ya no hacía falta soñar con algo mejor o con tiempos pasados. El baile era la guinda del pastel que le faltaba a aquel barco, el punto amarillo. El capitán Paquito estaba feliz no porque su barco tuviera un color mucho más bonito que el de antes, sino porque ya no tenía que recordar los lujos de antes, porque ahora lo mejor que tenía era su tripulación al completo. 

Y eso, ¡si que era un buen lujo!




No hay comentarios:

Publicar un comentario